Palabras

Hey, Cine!... ¿Que te esta pasando?. ¿Qué te sucede que se te nota agotado, aburrido, sin ideas, desorientado?. Ya has pasado por esto antes, y lograste salir a flote. ¿Por qué te cuesta tanto esta vez?. El cine, durante toda su historia pasó por momentos de esplendor y también de los otros. Supo, con esa magia que lo caracteriza, sobreponerse a depresiones económicas y guerras mundiales. A la aparición de la televisión, el video hogareño, y tantas otras yerbas. Siempre se las rebusco para salir casi airoso. ¡Pero esta vez, la cosa se puso difícil!. Los adelantos técnicos fueron su salvavidas por excelencia. No por casualidad, cuando el negocio cinematográfico comenzaba a desmoronarse, siempre aparecía algo que revolucionaria al séptimo arte. Muchos de aquellos adelantos técnicos, estuvieron cajoneados por años, y se sacaron a la luz cuando a los industriales del cine no les quedaban mas ases en la manga. Fue de esa manera que el cine se valió del sonido, mas tarde del color, y luego vinieron el 3D; el cinerama; el cinemascope; el sensurround; el Dolby; entre otras tantas mejoras técnicas, que algunas de ellas, solo vislumbraron los ojos de los mas entendidos. Me voy a detener en el mayor comodín que tuvo el cine por siempre: la tercera dimensión, mas conocido como 3D. Tan antiquísimo como el mismísimo cinematógrafo. Que se lo sacó del baúl de los recuerdos tantas veces como fuera necesario, para arrojarle una soga a un cine a punto de ahogarse. ¿Alguien cree, que en la actualidad, el 3D tan moderno y tan antiguo, con toda su parafernalia, pueda sacar al cine de este agujero negro en el que se encuentra?. ¡Permítanme asegurarles que no!. Sucede, que todas aquellas innovaciones, iban acompañadas de una cuota de creatividad. Cuando el cine sonoro hizo sus primeras armas, fue con joyas como: “Amanecer” del director alemán F.W. Murnau; “El cantante de jazz” con Al Jolson como protagonista; la taquillera “Luces de New York” considerado el primer film completamente hablado, entre otras. Estas producciones, nos transportaban a un universo nunca antes explorado, pero sin descuidar la calidad artística. La llegada del color no fue menor. De la mano de “La feria de las vanidades” de Rouben Mamoulian en 1935, quien unos años mas tarde, con un sistema de tomas en colores algo mejorado, nos regalaba nada mas y nada menos que “Lo que el viento se llevo”. Incluso, y aquí si ahondamos en detalles mas técnicos, la aparición del negativo en blanco y negro Eastman Super XX en 1939, con una elevadísima sensibilidad de índice 100, que permitía técnicas en condiciones imposibles para la época; se utilizo por primera vez para filmar “El ciudadano” de Orson Welles. Estos pocos ejemplos, dejan por claro, que la técnica solo se limitó a potenciar una verdadera obra de arte. Pero en los tiempos que corren, cualquiera de las películas denominadas “tanques”, no son mas que la presentación de un catalogo de efectos especiales. Son un despliegue de tecnicismos ultramodernos, pero carentes de contenido. Con sorprendentes imágenes tridimensionales que parecen rascarle a uno la nariz y con un sonido envolvente casi mágico; pero con historias pobres; con actuaciones pobres. Esto me hace pensar que tal vez estemos retrotrayéndonos a la primera época del “niquelodeon”, donde el espectador se admiraba frente a una pantalla, solo de ver imágenes en movimiento. Es sorprendente de ver, que las películas que este ultimo tiempo invitan al publico a ir a los cines, son aquellas que vieron la luz hace varias décadas y que con la “excusa” ser versiones digitalizadas y remasterizadas, vuelven a aparecer en cartelera. Eso habla de la mediocridad del cine actual. Me quedo con una frase que oí de una periodista de cine en un programa radial: “... fui a ver una película, en una cadena de cine donde tienen una amplia oferta de títulos, y me volví sin ver nada. Y eso que tengo el pase de prensa y no tengo que pagar la entrada” . Creo que el Cine actual esta pasando por su peor momento. Los que realmente disfrutamos de ver buen Cine, deberemos conformarnos con rutas alternativas como ser cines exclusivos de cinearte, cineclubes, cinematecas, festivales, etc. Fuera del circuito comercial. A veces no con la mejor proyección, sonido y condición de las salas. Esto justamente por encontrarse fuera del circuito comercial. Quienes manejan los hilos de esta industria, deberían tomar el sartén por el mango, y mejorar la calidad del material que hacen llegar a las salas, obligando a estas a no tener que ofrecer y llevándolas, en ocasiones, a cerrar sus puertas. Deberían permitir acceder al circuito comercial a aquel cine de menor recurso, pero de una mayor calidad estética y cultural. Hey, Cine!... sabemos que estas mal, pero vamos a hacer lo que sea para ayudarte.
Algo debemos hacer para evitar que esto siga ocurriendo. Lejos esta nuestra intención de oponernos a las creencias de la gente. Todos tienen el derecho a un lugar donde reencontrarse con su fe. Pero si, no permitir que estos mercenarios del cielo, vengan de otras tierras a devastar nuestra cultura cinematográfica. ¿Por qué no construyen sus templos en un lugar apropiado?. ¿ Por que esa obsesión de apoderarse de cuanto espacio exista donde funcione o funcionó alguna vez una sala de cine?. Claro esta, que esto ocurre porque para los propietarios de las salas, esos mismos pocos de siempre, quienes les resulta lo mismo exhibir una premiada obra de J. J. Campanella, que permitir engañar a la gente con un falso manto sagrado; es más rentable dárselas a esos promulgadores de falsas ilusiones que afrontar un negocio, algo difícil por cierto, pero que por eso no deja de ser un “arte” que contribuye a la cultura de nuestra gente. Salvo las cadenas multipantallas internacionales, ajenas a estos manoseos, los cines tradicionales están desapareciendo, si es que ya no lo hicieron. En el gran Buenos Aires son muy pocas las salas que se mantienen en pie. Ni hablar del interior del país. En la capital federal, por ejemplo, la peatonal Lavalle, esa que alguna vez se llamó “la calle de los cines” con sus 26 salas, que ilustraba el centro porteño digno de comparar con las mejores ciudades del mundo, fue arrasada casi por completo. Hoy por hoy, tan solo el cine “Monumental” acompañado por el viejo “Electric”, siguen allí poniendo el pecho, aguantando. ¿Qué hicieron nuestros gobiernos, los de ayer, los de hoy, para torcer este final anunciado?. Desde hace ya mucho tiempo que nuestros cines se vienen cayendo a pedazos, y los que deberían hacer algo, solo se cruzan de vereda para no pisar los escombros. ¿Qué les parece si jugamos un poco con la imaginación?. ¿Qué pasaría, si un día estas empresas de servicios espirituales, debido al gran caudal de fieles que mueven, decidieran apropiarse de los clubes de fútbol tal cual lo hicieron con los cines?.¿Qué un Boca o un River pasara a llamarse “Iglesia del reino de los cielos” y que su emblema dejara de ser un escudo con estrellas o una banda cruzada para convertirse en un corazón con una paloma?. Aunque esto signifique un gran negocio para los directivos del club, ¿creen ustedes que los simpatizantes, los hinchas, lo permitirían?. ¡Me cuesta imaginarlo!. Ahora, ¿por que con los cines sí ocurrió?. ¿Será que los “hinchas” del arte cinematográfico dejamos que sucediera y no hicimos nada para evitarlo?. Simplemente, permitimos que los que mueven los hilos de esta industria, manejaran todo a piacere despojándonos de aquello que para nosotros tiene un valor mayor que el monetario, el sentimental. Por este motivo, y aunque algunos crean que ya es demasiado tarde, los convoco a todos quienes compartan este mismo pensamiento, a sumarse a esta difícil tarea de recuperar algo de lo perdido y a proteger lo poco que queda de nuestro patrimonio cinematográfico. Espero que esto sea un compromiso de todos.